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¿Qué es el Buceo?

Es el acto por medio del cual el hombre penetra en el mar, un lago, río o cualquier lugar con aguas, con el fin de desarrollar una actividad deportiva, comercial, de investigación científica o militar. Adentrarse en el mundo del buceo significa penetrar en un medio ambiente al que no estamos adaptados, por lo tanto, siempre se deben respetar las leyes naturales que lo rigen.

Aportes
A través de la historia, el buceo ha contribuido con aportes científicos, geológicos, arqueológicos y de investigación en general. Gracias al buceo recreativo se convirtió en una actividad de gran atractivo turístico.

La exploración, la fotografía y la realización de videos predican la conservación y protección de la flora y fauna marina y todos los aspectos que pueden beneficiarlas.

Beneficios del Buceo
El buceo es el deporte más completo ya que es el que más grupos musculares ejercita.

Favorece la respiración ampliando la capacidad pulmonar, ejercita las habilidades psicomotrices y favorece la relación del individuo con el medio acuático, logrando en éste una mayor relajación y tranquilidad.

Requisitos para Aprender a Bucear
Hay que tener en cuenta que la fortaleza y el dominio mental sobre el organismo son fundamentales para lograr una adecuada relajación. Es importante realizar un chequeo médico periódico de corazón, pulmones, oídos y vías respiratorias en general. Se requiere una aceptable condición física que permita nadar aceptablemente, ayudar a un compañero en caso de necesidad y desenvolverse en situaciones imprevistas.

Prehistoria y Antigüedad

Hay indicios de la práctica del submarinismo en la prehistoria en los grandes yacimientos de conchas de moluscos (muchos de los cuales viven varios metros por debajo de la superficie del mar) que se han encontrado en el Báltico y en las costas de Portugal. Esto prueba que el hombre primitivo, salvo que esperara las grandes bajamares para juntarlos, se veía obligado a bucear hasta los lugares en que estaban enclavados. Las tribus de la Polinesia también practican el buceo desde tiempos inmemoriales. Estas tribus usaban unas primitivas pero prácticas lentes submarinas, formadas por un armazón de madera sosteniendo una lámina transparente de carey u otro caparazón de tortuga marina. Entre los pueblos de la Antigüedad, las primeras noticias que se tienen de la práctica de la inmersión son del año 168 A. C. cuando se utilizaron buzos para recuperar el tesoro que Perseo, último rey de Macedonia (Grecia), lanzara al mar los tesoros de su palacio. En los ´Problemas´ de Aristóteles se mencionan dos tipos de aparatos de inmersión. Uno de ellos es la ´lebeta´, un antecedente de la campana de buzo, que consiste en un gran recipiente metálico que se coloca invertido en el agua, lo que permite aprisionar en su interior el volumen de aire que su capacidad admita. Uno o más buzos se acomodan en su interior, desde donde realizan salidas al fondo del mar. El otro instrumento mencionado es un tubo respirador muy parecido al actual snorkel.

Edad Media y Renacimiento

Aunque la Edad Media vivió de espaldas al mar, es en esta época tan poco marinera donde se encuentra al extraordinario buceador Nicolás, conocido como "el pez", cuyas proezas submarinas fueron inmortalizadas por Federico Schiller en su balada del "Buceador", y como personaje del "Quijote" de Cervantes con el nombre de "Peje Nicolao".
En el Renacimiento, el polifacético genio Leonardo da Vinci diseñó un par de aparatos de buceo. El primero consistía en un simple tubo, similar al actual snorkel. Otro diseño muestra un casco completo con antiparras y un tubo respiratorio en una especie de capuchón con púas, que hacían de defensa natural contra posibles depredadores. Una variante representa un voluminoso recipiente de aire sobre el pecho del buzo conectado a una máscara que le cubre parte del rostro. El más perfecto de sus diseños consiste en un traje completo de buzo, clasificado por otros autores como "equipo que cubre todas las necesidades vitales y las exigencias especiales que un hombre puede necesitar bajo el agua".

Edad Moderna

A mediados del siglo XVIII comienzan a sucederse los descubrimientos e inventos que permitirían a los buceadores sumergirse a una mayor profundidad y por más tiempo.

Es en este período que ganan aceptación las campanas de buzo, como la "Patache" de Jean Barrié, (1640) o la de Halley, (1690) que recibía suministro de aire desde la superficie.

La posterior evolución de la campana se debe a Augustus Siebe, a quien algunos nombran el "Padre del Buceo Moderno", que reduciría su tamaño hasta convertirla en un casco que recibía aire de una bomba desde la superficie.

El mismo Siebe, en 1837, le añadiría un traje impermeable que dejaba "en seco" el cuerpo del buzo, y a la que llamó escafandra. Así nació el equipo de buzo clásico, que con algunas modificaciones ha llegado hasta nuestros dias.

En 1860, un oficial de marina francés, Auguste Denayrouze, y un ingeniero de minas, Benedict Rouquayrol, se unieron para construir un aparato mas ligero que la escafandra de buzo, que consistía en un depósito metálico que contenía aire a treinta o cuarenta atmósferas de presión, con un regulador y una manguera que suministraba aire desde la superficie y que se podía desconectar por breves periodos de tiempo mientras el buceador seguía respirando de la reserva de su depósito, le darían el nombre de "Aeróforo".

Este aparato no llegó a utilizarse masivamente ya que permitía escasa autonomía y no disponía de un sistema de visión adecuado.

Henry Fleuss desarrolló en 1879 un equipo de buceo que funcionaba con unas mezclas de 50% a 60% de oxígeno

La primera inmersión duró una hora y tras el éxito de la misma convenció a Siebe Gorman & Co. de Londres, para que fabricara su equipo.

 

Siglo XX

En la década del 30 se crean elementos fundamentales para el desarrollo del buceo moderno como las aletas o patas de rana (1935), el tubo respirador (1938) y la máscara que abarca ojos y naríz, patentada en 1938.

En 1933 un investigador francés, Le Prier, patenta la escafandra que proporciona al buceador una autonomía real, gracias a la botella con aire a alta presión (150 atmósferas), y una buena visión, con el empleo de una máscara facial. Pero este aparato no disponía de un sistema de control del consumo, lo que limitaba mucho su autonomía.

En 1943, el equipo formado por el teniente de navío francés Jacques-Yves Cousteau, el ingeniero Emile Gagnan y un joven deportista Frédéric Dumas probarían en aguas de la Costa Azul un aparato que habría de convertirse en aquel con el que tantas generaciones habían soñado.

Se trataba de la escafandra autónoma, cuyo elemento fundamental era un regulador que suministraba al buceador aire a presión ambiente, que se encontraba comprimido a gran presión en una botella.
Este sistema, al que llamaron Aqualung, daba la oportunidad de bajar a unas superficies nunca imaginadas por el hombre y con un sistema de respiración bastante aceptable. En realidad la escafandra es solo una parte del invento, pues Cousteau utilizaba una máscara que cubría ojos y naríz, unas aletas de goma, y compensaba la flotabilidad natural del cuerpo humano con un cinturón con pastillas de plomo.

Desde ese entonces, los avances en el entendimiento de la fisiología y la técnica que permiten al hombre respirar mezclas gaseosas han permitido que los buceadores lleguen a descender hasta los cuatrocientos metros de profundidad.

Desde el comienzo de su historia, el hombre ha sentido curiosidad por descubrir que es lo que se oculta en los fondos marinos. Han sido muchos y muy variados los inventos y artefactos que se han intentado utilizar a lo largo de los siglos con este motivo, pero es sólo a partir de mediados del siglo XX que se ha masificado la práctica de este deporte.
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