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08/02/2016
Durante casi dos mil años, las mujeres japonesas que vivían en las aldeas pesqueras de la costa se especializaban, como medio de vida, en la pesca submarina en el océano de las ostras y abulones, un caracol de mar que produce perlas. Se las conocía como Ama, se ganaban la vida llenando sus pulmones con aire y buceando durante largos períodos de tiempo en el profundo océano Pacífico, con nada más que una máscara y aletas.
 
A mediados del siglo XX Iwase Yoshiyuki regresó a la aldea de pescadores donde se crió y fotografió a estas mujeres cuando esta profesión tan inusual aún se practicaba. Después de graduarse de la escuela de derecho, Yoshiyuki consiguió una cámara Kodak y se sintió atraído por la antigua tradición de los buzos Ama en su ciudad natal. Sus fotografías se cree que son la única documentación completa de la tradición casi extinta en existencia.
 
Las mujeres jóvenes, algunas sólo niñas, que también cosechaban algas y turbantes de conchas, además de la perla proveniente del abulón, se sumergían en las aguas a menudo bajo cero, de 2 minutos a una hora, para luego respirar durante apenas unos segundos. Harían esto hasta 60 veces en una sola sesión de buceo, hasta tres veces al día. Como mujeres, se creía que eran más adecuadas para la tarea debido a una capa aislante de grasa extra en su cuerpo que les permitía contener la respiración más tiempo que los hombres. Con esta ventaja, se entendía que podrían ganar más dinero en una sola temporada de buceo que la mayoría de los hombres de su aldea en un año.
 
Fuente: Cultura Inquieta
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