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26/10/2018

La manta diablo

La manta diablo (Manta birostris) es una especie de elasmobranquio del orden Myliobatiformes. Son las especies más grandes del mundo y, a diferencia de las otras del mismo orden, carecen de aguijón venenoso en la cola. Habitan en mares de aguas templadas de todo el mundo; se alimentan de plancton, peces pequeños y calamares. Generalmente, al igual que los tiburones, tienen peces limpiadores o rémoras oportunistas pegadas a la parte inferior, que buscan las sobras que quedan de su alimentación y también protección. En zonas como las costas de Filipinas, Argentina y el golfo de México su población se vio diezmada en los años noventa por el descontrol en la caza con arpón. Actualmente se desconoce su población y por lo tanto no se sabe si está o no en peligro de extinción; en cualquier caso se considera una especie vulnerable en las zonas anteriormente mencionadas. Al igual que los tiburones o delfines, realizan saltos fuera del agua. Se han observado tres tipos de saltos: salto hacia delante cayendo de cabeza, salto hacia delante cayendo con la cola y voltereta. Las razones por las que hacen esto podrían ser: como método de huida ante sus predadores, para quitarse ellas mismas los parásitos, para comunicarse con otras rayas (el ruido provocado al chocar contra la superficie del agua se puede oír y ver desde varios kilómetros de distancia). Los machos podrían hacerlo también como parte del cortejo, para demostrar su fortaleza o quizás sea simplemente una forma de juego. 

Su reproducción es similar a la de algunos tiburones. El macho dispone de un órgano transmisor de esperma que se desarrollan a lo largo de la parte interior pélvica, cada uno tiene un conducto a través del cual el esperma se transfiere a la hembra, donde se produce la fertilización. Durante el cortejo, uno o más machos persiguen a la hembra. Al final el macho ganador agarra una de las aletas de la hembra entre sus dientes y presiona su vientre contra el de ella, flexiona uno de sus claspers y lo introduce en la abertura de la hembra. La cópula dura unos noventa segundos. El macho tiende a matar a sus contrincantes en parte del cortejo. Son ovovivíparas, y los huevos fertilizados permanecen dentro de la hembra por un tiempo desconocido, pero que se estima que puede ser entre 9 y 12 meses o más. Suelen tener una o dos crías pero se desconoce cuándo y dónde las paren, aunque los pocos registros que existen al respecto indican que lo hacen en aguas poco profundas y que las crías miden entre 1,2 y 1,5 m al nacer. Se estima que transcurre un año antes de un nuevo embarazo. Se estima que las mantas pueden vivir cerca de unos 50 años o más. En 2007, en el acuario japonés de Churaumi, en Okinawa, nació el primer ejemplar en cautiverio. Dada la naturaleza dispersa de su principal alimento, el plancton que es muy nutritivo, es bastante probable que emigre, pero se desconoce a dónde y cuándo, y actualmente se está estudiando, marcando algunos especímenes con etiquetas o por telemetría sónica en diversas localizaciones. Además del hombre, sus depredadores suelen ser los grandes tiburones que habitan en aguas templadas como es el caso del tiburón tigre, y a veces también son cazadas por las orcas. Existen leyendas de pescadores que han sido rescatados por mantas, pero no hay registros de que esto sea cierto. De hecho, existe un debate abierto acerca de si es apropiado o no agarrarse a ellas para ser arrastrados bajo el agua ya que esto puede dañar su capa mucosa que la protege de infecciones, además de que es imprevisible la reacción del animal al contacto con el hombre. Por otro lado, algunos ejemplares se han acostumbrado a la presencia del hombre facilitando así su estudio y preservación en el medio ambiente.
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